30 oct 2008

REPUDIO AL BRUTAL DESALOJO DE LAS FAMILIAS DE ACUÑA DE FIGUEROA 1277



Carta a mis compañeros de escuela, maestras, maestros y papás.

Quiero contarte algo que me pasó, algo que espero que nunca te pase a vos, el viernes 24 de Octubre, el viernes de la semana pasada a las 6 de la mañana en la casa donde vivía, hubo como una especie de guerra. Una como se ve en la televisión, pero era de verdad y nos pasaba a nosotros, a todos los que vivíamos allí.
Muchísimos policías más de los que pude contar, arrancaron la puerta con un camión, tiraron con balas de goma contra todo el mundo y llenaron la casa de gases lacrimógenos. Alguna vez, a lo mejor cuando fuiste a la cancha, ¿respiraste estos gases? Pensás que te morís, en la calle no se puede estar, imaginate en un lugar cerrado. Después nos sacaron a los golpes y empujones.
En esa casa hay muchas piezas y allí 30 familias como la mía alquilábamos, porque la plata a mis papas no les alcanza para otro lugar.
Sabes tengo muchos amigos en la casa, a veces nos peleamos es cierto y cuando uno vive así medio apretados, siempre hay peleas. A veces mi vieja puteaba, perdón por la palabra, es que esperar el turno para cocinar o ir al baño siempre provoca problemas.
Sabes somos pobres pero todos trabajan en lo que pueden, algunos hacen changas, otros son vendedores ambulantes, mozos, domésticas y otras cosas, pero a mi siempre me enseñaron que hay que trabajar y nosotros los más chicos estudiar.
Por eso no entiendo bien lo que pasó, o mejor si entiendo, aunque sería mejor no entender. Los pobres parece que sobramos y como dicen los compañeros del CIBA, parece que nos quieren echar de esta ciudad.
Sabes, cuando paso delante de una casa linda pienso que algún día voy a vivir en una casa así, y te voy a invitar a jugar a mi casa, porque allá en Acuña mucho no podía invitar. Pero por ahora no puedo porque aunque en Acuña estábamos apretados, ahora no tengo casa, si no es broma no tengo casa.
En el CIBA que es un lugar donde se junta toda gente como nosotros nos dieron un lugar. Por ahora dormimos en una sala grande donde se hacen las reuniones y cuando todos se van, a lo mejor jugamos un ratito a la pelota con mi hermano hasta que mama se enoja porque ahí no se puede jugar.
Desde el viernes mamá llora mucho y a papá no lo puedo mirar a la cara porque mira para otro lado.
Yo no se si entiendo bien que pasa, a veces creo que si. ¿Será así no más, como dicen los del CIBA que esta es una ciudad para los ricos? ¿Estará bien que una jueza? -que raro es una mujer- yo siempre pensé que las mamás entendían más cuando uno sufre. Digo ¿Estará bien que la jueza que estaba ahí en la puerta les dijera a los policías que tiraran gases contra chicos chiquitos? Para devolverle la casa al Señor que nos alquiló muchos años y que ya no quería alquilarnos más.
Porque parece que este señor que tiene mucha plata y que no vive en una casa con 30 piezas y 30 familias, que no tiene que hacer cola para ir al baño, quiere venderla o ya la vendió. Porque parece que necesitaba más plata y no podía esperar ni a que terminaran las clases. Porque te cuento que le llevamos una carta a la jueza, pidiéndole que nos deje terminar las clases, que espere hasta diciembre pero parece que no se podía.
Y por eso nos sacaron así, espero que nunca, nunca te pase a vos. El otro día todos los papás y las mamás hicieron una reunión ahí en el CIBA y se pusieron de acuerdo o mejor dicho nos pusimos de acuerdo, porque yo también estaba y también estoy de acuerdo, que el viernes cuando se cumpla una semana que nos sacaron, vayamos todos y hagamos un acto como dicen los compañeros del CIBA, para que nunca nunca más le pase esto a otro chico acá en la ciudad, ni en ningún lado.

Por eso quería invitarte a vos y a tus papás, y a los maestros, a todos, el vienes 1/12 en Francisco Acuña de Figueroa 1277 a las 18,30. Vamos a tratar que el miedo se nos vaya, y que nos den ganas de seguir peleando para algún día tener una casa linda donde te pueda invitar.

Los chicos de Francisco Acuña de Figueroa 1277

12 oct 2008

RESUMEN DEL ENCUENTRO EN ROSARIO, HACIA UN MOVIMIENTO NACIONAL






De la asistencia a la denuncia
Notas sobre el viaje a Rosario, 25/09/08.
Por Jorgelina

Invitados por la agrupación Sol de Noche, Proyecto 7, Amigos Anónimos y representantes de Médicos del Mundo, concurrimos a un encuentro realizado en la Universidad Nacional de Rosario, con distintas organizaciones sociales que trabajan con hombres, mujeres y niños que se encuentran en situación de calle.
Nos recibieron con sus puertas abiertas, mostrándonos a través de una amplia ventana, la vida cotidiana de algunos de los que viven en sus calles y sus plazas.

Los números son raros. Los datos oficiales hablan de aproximadamente 70 personas, mientras que quienes recorren las calles por las noches, sean o no empleados del Estado, dan cuenta de que ese número se ve superado. Es de destacar la situación de miembros de las comunidades tobas, a quienes se les suma a la problemática de vivir en la calle, la falta de reconocimiento de sus derechos como pueblos originarios.

Junto con otras organizaciones allí presentes, como un parador nocturno para niños y niñas, el debate se centró en problematizar el lugar del circuito de asistencia gubernamental en Rosario –Programa de Atención Integral (PAI)- y en Buenos Aires –Dirección General de Atención Inmediata (BAP)-. Y aunque se encontraron puntos en común, tales como dificultades en el acceso a la salud, falta de políticas sociales adecuadas, precariedad laboral y habitacional, operativos de desalojo y discriminación, se hizo imposible homogeneizar.

Sin embargo, frente a lo diverso, había algo que unificaba: la importancia que adquirimos como organizaciones sociales frente la eficaz-ineficacia del Estado.
Es un lugar que podemos pensar, como mínimo desde dos aspectos. Por un lado, desde la asistencia, construyendo espacios que se alejen del asistencialismo, y propicien nuevas formas de inclusión y participación, considerando al otro como una persona y no como una cosa; imagen que me llevo después de haber pasado una calurosa noche en Sol de Noche.
Y por el otro, en lo que respecta al genuino reconocimiento de los derechos de las personas que viven en la calle. Ya que aunque no se pueda reducir la dignidad de una persona a la propiedad de un techo, para quienes no lo tienen, la condición de ciudadano constituye una ficción, pura letra muerta.
Y si algo quedó claro en Rosario, es que esa es una lucha que no podemos dar como organizaciones aisladas, sino que tenemos que juntarnos.